Nuestros ojos contemplan siempre un vacío lleno de ideas (…).
A decir verdad, no deberíamos tener ojos, pues los ojos son curiosos y
descarados, y el descaro y la curiosidad son condenables desde casi cualquier
perspectiva sana (pp.45)
Los ojos transmiten ideas, por eso los cierro de vez en
cuando, a fin de no verme obligado a pensar. (pp.57)
Robert
Walser, Jakob Von Gunten, Siruela,
2003
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